jueves, 1 de agosto de 2013

Crónica de una muerte fallida por sobredosis de diamantina

Sacando de mis oídos las viejas series de luces navideñas, recordé que hace varias lunas yo tenía más de un verso en el cabello… Las arañas se los han comido todos, o tal vez se fueron de viaje y no han querido enviar postales. Que desconsideradas se vuelven las ideas cuando cobran vida propia!

Quise dedicarle algo a la luna en repetidas veces pero mi despertador en un temerario acto suicida e lanzó contra mi cabeza tirándome al suelo; Como ninguno de los dos murió me dirigí a la cocina por una bolsa de hielos, pero el pingüino del clima se negó a darme acceso a la nevera de los sueños.
Desesperada corrí al teléfono y llamé a la compañía de seguros más cercana pero la operadora no paraba de ofrecerme utopías en rebaja, y de haber ofrecido un sostén que aumentara mágicamente mi busto le hubiera escuchado pero utopías no eran precisamente lo que me hacía falta, colgué frustrada y tomé una decisión. Suicidio.

Corrí a la ventana y miré desde el cuarto piso mi profunda infelicidad, tomé una bocanada de aire y una corriente de diamantina volátil golpeó mi rostro dejándome ciega con sus luces y sus polvos, luces, polvos y colores. A tientas llegué a mi habitación y de mi cajón saqué un lapicero y lo enterré en mi vientre y un chorro de tinta carmín salió de mis vestidos favoritos, por un momento escuché como me destintaba.
Cuando recuperé la vista todo me daba vueltas y mi vientre ardía. Asustada me engrapé y me tiré en la cama a contar estrellas. Pero aún no tenía palabas ni versos y palidecía quedando de un índigo grisáceo bastante raro, entre el desorden de mi habitación una de mis muñecas en ropa interior me recordó que era la hora del té…

Me levanté debilucha y herví un poco de acuarelas a fuego lento… ¡Oh era tan placentero el olor a violetas recién pintadas! Estaba dispuesta a disfrutar mi té en completa soledad, así que me quité las piernas para limpiarlas mientras se entibiaba mi brebaje. Di el primer sorbete y vaya que mi paladar entero saboreo las mismas mariposas! Mis nudos mentales entelarañados desistían uno a uno y descubrí e mis uñas restos de suspiros y pedazos de danzas lunares.

El cielo se miraba tan profundo que podía ver los destellos de Saturno reflejados en los restos de mi té. Sonreí mirando la taza casi vacía; mi ropa seguía húmeda y mi casa estaba en ecos hablándome del mar. ¡Mi grado de patetiqués superaba todas las expectativas! Me levanté por más té ya muy entre neblina azul, y a falta de azúcar le puse mucha de mi diamantina esta vez.

“Tal vez todos esos versos se han ido para dejar espacio a suspiros nuevos”



Me dije mientras cocía de nuevo mis piernas…


Soledad en sueños (apuntes de un viejo diario)

"La soledad puede convertirse en nuestro peor enemigo, tal vez creas que te gusta estar solo por que nunca los has estado, hasta que te das cuenta que no es lo mismo estar solo que en soledad… o ¿Lo has estado de verdad? Deberíamos aprender a distinguir sueños de realidad..."

"Qué pasa cuando despiertas en la madrugada preguntando por un lugar que no existe, buscando una persona que no está, de una vida que no posees? Cuando mi quemándote la lengua con café hirviendo puedes sosegar la soledad y miras a tu alrededor y la oscuridad nunca te había parecido tan infinita ni el tiempo interminable, mi tu mundo tan estático… nada empieza, nada termina. Sólo estas tú hay en la orilla del mundo esperando el tren de los delirios que ya no son solo danzas nocturnas-, inventando idiomas, buscando alas en tu espalda desnuda. Manos temblorosas y frías, brazos rotos que no sirven en un mundo de locura, pues solo usas las uñas para arrancarte la piel cuando no tienes nada que hacer. Porque aquí no hay muchos que hacer cuando los sueños y la fantasía se esfuman.  

Y que pasa si no lo dices con placer sino con hastío y confusión… ¿en verdad son sólo sueños? Si la vida es para vivírla, ¿no es entonces lo onírico tu verdadera vida? ¡Vasta de preguntas inútiles! Jalas los cabellos para tejer de muevo el lento parpadeo hacia la calma, hacia emprender el vuelo a cielos que creías perdidos, tu nuevo dulce hogar.



¿Y te has preguntado qué pasará cuando sea hora de despertar? No sabes si aún eres capa de vivir la realidad aterradora de la que huyes con tanto aferro y lujuria… eso de lo que ya no eres parte, lo que ya no puedes sentir.

Los sueños pueden convertirse en nuestros peores enemigos, como el arcoíris de un loco, como la sed de un vampiro, como la pasión de un asesino. Y sin embargo ahí vamos; suaves, calmado palpitar y lento cuerpo, mas en lo alto eres un polvo del cielo, un destello lunar… eres viento y hielo. Soy las alas y el vuelo..."

"Con los ojos cerrados soy un océano entero."