domingo, 8 de julio de 2012

"Les rêves, les questions suicidaires"



Despertó decepcionada y odió la vida, como lo hacía todas las mañanas; Miró por unos minutos el techo de su cuarto y una lagrima salió de sus ojos cansados,era la hora de decir hasta luego a su pequeño mundo fabricado con despojos y adornos de las memorias como una vitrina de arte kitsch, con torpeza se levantó arrastrando los pies y camino al baño se miró frente al espejo, contó uno a uno sus defectos hasta los mas simples y cerro los ojos para mirarse en alguien mas. Se dolió.


Apatía y fastidio en un deprimente gesto cubren su rostro al caminar hacia su desayuno. Ella odiaba la comida (como casi todo), cada bocado era un inmenso dolor en el alma que saboreaba con prisa como queriendo acabar con la tortura lo antes posible, en su mente se prometía que no volvería a comer nunca mas y pensaba que eso podía ser real, hace meses que había perdido su fuerza de voluntad y comenzaba a recuperar su peso normal. Con el último bocado llegaba la culpa y el tormento, corrió al espejo y repitió el ritual para la perfecta bajo autoestima; esta vez se sentó en el piso a llorar, pero sus ojos por la mañana estaban siempre secos y tan sólo se lamentó. En la ducha repetía un itinerario que esperaba cumplir con apenas ánimos suficientes para respirar: ir a buscar un empleo, sonreír a un anciano en el transporte público, tropezar con alguien que me cambie la vida, estudiar para los exámenes y evitar las comidas chatarra, disfrutar del sol, visitar a papá, ayudar en los quehaceres de la casa, ser la mejor en clase de danza, tomar bien mis medicinas, disfrutar una película con mi familia... será un buen día no es así?

Se mira de nuevo frente al espejo, esta vez intenta concentrarse en todo lo positivo y avergonzada de sí misma rayonea sus ojos con lápiz negro y cubre con maquillaje las pecas rojas con las que despertaba en las mejillas por tallarse la cara para calmar su ansiedad, practica un par de gestos retadores y sale apurada echando maldiciones al sol mientras cubre su rostro con lentes oscuros y una mascada negra "El sol no me quiere, por eso yo no quiero al sol". Las cosas empeoran con el transcurso del día, ningún trabajo la necesita, no es el prototipo que una empresa quiere. Nunca será "el" prototipo mas que para su propia película de horror de la cual imagina el trailer con el final mas trágico jamás escrito. De regreso a casa suele mirar feo a la gente, lo hace otra vez "es mutuo odio". Y al llegar a su casa se encierra a comer.
Pinta muertes, dolores, martirios y anhelos, escribe tragedias para no estudiar, para no vivir. Odia la escuela desde que su desempeños se volvió nulo o quizá fue al revés, odia su casa desde que pone un pie en ella, odia la hipocresía de las personas pero mas aún la de ella misma.


En clase de danza siente recuperar las esperanzas perdidas cuando por una enfermedad no pudo entrar a una reconocida academia de ballet en su niñez y por un momento se siente feliz; se estira y toca el cielo, siente su ligereza. No recuerda su aspecto pero no quiere hacerlo ahora que se encuentra sumergida en el arte y la pasión. En su alma queda espacio para el placer y de regreso a casa disfruta de el cielo nublado y se olvida de la molesta señora que está sentada a su lado.

Al dar el primer paso en su hogar se siente hostil y vulnerable otra vez. Nada importa ya, ese extraño sentimiento hacia todo nunca se irá, jamás dejará de vivir en la mediocridad del sueño y la fantasía. Grita a su madre y pelea con su hermano, pelea con su padre por teléfono y se encierra a soñar una vez mas... A esperar la noche, a pintar lunas en espera de cielos mas bellos, morados y sin nubes que cubran la luna y las estrellas que marcaban su delirio.

Y así se le fue otro día. Terminó sin empezar. Pero esta noche es distinta, se va a suicidar.


Planea no cometer errores del pasado; A puesto un pequeño seguro a su puerta para que su madre no la descubra inconsciente por el medicamento, va a dar las buenas noches a su hermano fingiendo alivio y calma, así mamá no irá a vigilarla por la noche. Esta vez nada de llantos ni amenazas, nada de gritos y objetos rotos antes de dormir. Al pasar la media noche se a puesto su tutu de ballet y a tomado calmantes y escribe una nota que deja sobre su almohada. Escucha a Debussy y Mozart mientras toma una dosis excesiva de calmantes con vodka, pensó en cortarse las venas pero sus muñecas estaban muy rotas incluso para tocarlas; Las estrellas de su habitación jamas lucieron mas brillantes. Sonríe hacia la nada y espera esta vez no despertar en el hospital, nadie la descubrirá hasta que esté muerta, fría y pálida como la luna. "Señora noche, brindemos por la muerte y por usted"

Sus alas empiezan a cobrar fuerza... No sabe con certeza si lo logrará esta noche pero siente como la desesperación se apodera poco a poco de su cuerpo junto con un dolor de estomago y la sensación de asfixia que ya conocía. Su alma está gozosa de dejar ese cuerpo y esa vida que tanto odia, que tanto a odiado casi siempre sin poder alcanzar la tan soñada locura total entre la belleza del arte, su único e intimo placer carnal que se vuelve un fetiche al ser Requiem la pieza que disfruta antes de su muerte. Un casi que revolotea en su mente como un cuervo herido, mas ya no hay marcha atrás. Su vista se nubla y cae en el colchón su frágil y débil cuerpo fiel reflejo de sus tormentos y malestares. lo último que mira entre la oscuridad son las luces de colores insistentes de sus estrellas que adornan y acompañan sus noches de melancolía.
Bajo luces y colores impertinentes parpadean sus letras cursivas sobre un trozo de papel.

"Nada de esto es su culpa. Los amo, pero no puedo volar con las alas rotas"

Por la mañana estará muerta si su plan resulta, de lo contrario seguirá siendo una mediocre como en todo lo demás.